Mansión en Marbella. Este proyecto se inició desde el principio de la obra. Estuvimos en contacto desde el primer momento con el arquitecto de la mansión, Francisco Retamero.
“Un magnifico arquitecto de Ronda y mejor persona”, asegura Ramón Escobar Lago, que mantiene una relación de amistad con Retamero. “Con él fueron mis primeros pasos para entender cómo quería construir la mansión y aunar esfuerzos para que el jardín proyectara la esencia de la futura construcción y viceversa”.
Desnivel de terreno
La mansión estaba encastrada en un desnivel del terreno, pero este posible inconveniente debía ser todo lo contrario: un revulsivo para hacer a la edificación algo más espectacular. Con las ideas del arquitecto, la construcción, el tipo de acabados y las dimensiones de la obra, nos fueron surgiendo distintos tipos de soluciones. “Sin olvidar que el cliente me pide que construya un estanque para cocodrilos. Algo que realizamos, pero lo veremos en otro momento”.
Según va emergiendo la construcción, se hacen más evidentes las ideas de Ramón Escobar. La primera es que quiere construir un jardín renacentista, que proyecte la entrada y las escalinatas casi al infinito. “Quería crear una vista desde arriba de las escalinatas de la entrada principal, que trasladara al visitante a otra época. Además de crear un interés por apreciar toda la fachada principal de la finca desde lo lejos, quería hacer un lugar donde poder contemplar la bellísima construcción de la mansión”.
Así, aprovechando las distintas alturas del terreno, construimos un jardín renacentista con alturas. Pero, en lugar de utilizar boj (Buxus Sempervirens), que puede dar problemas en zonas de costa, utilizamos mirto (Myrtus Comunis), más adaptado a zonas costeras pero que da el mismo resultado.
Fuentes, pérgola y setos
Escobar diseño tres fuentes para dar espectacularidad a la zona, que iban a ser el elemento central del diseño. Una de carácter mucho más renacentista y las otras dos, que están unidas aprovechando los desniveles de la finca, con un carácter más lámina de agua, un giño al jardín árabe. Todo ello presidido por una pérgola, al final del jardín, desde donde poder apreciar la magnitud y belleza de la mansión. A los lados de estas fuentes, se diseñaron los setos que tienen unas formas características del jardín renacentista. Elementos que resultan mucho más espectaculares cuando se aprecian desde la altura. Esto lo conseguimos si nos situamos en la entrada principal de la mansión.
Por otro lado, al estar encajada la mansión en el talud de la finca, por un lado, surgieron algunos problemas. Primero nos surge la duda de cómo contener esa tierra, ya que había una diferencia de alturas de 4,5 metros. Las opciones eran construir distintas terrazas con muros o hacerlo mucho más natural, que fue el planteamiento elegido.
“Lo que hice fue realizar terrazas en césped que parecieran unas olas pero que, desde abajo, no se aprecian cortes, debido a los distintos muros. Si nos ponemos abajo del jardín, tenemos una sensación de espacio y continuidad; no tenemos sensación de altura. En cambio, desde arriba, podemos apreciar la belleza de estas distintas alturas continuas por una manta de césped que las cubre”, explica Escobar.