San Pedro del Pinatar. Como hemos mencionado en artículos anteriores, nos podemos encontrar con espacios totalmente en blanco, a medias o para remodelar. Este jardín estaba en fase de obras. Teníamos un lienzo en blanco para jugar con él.
Fue un trabajo muy intenso. El cliente quería explicaciones de cada paso que dábamos, sobre todo en la fase de proyecto. Nuestro paisajista, Ramón Escobar, recuerda los eternos emails que intercambió con el cliente sobre miles de dudas que le surgían.
Ahora, visto desde la distancia, «Fue un máster. Pensaba las cosas mil veces y le daba todo tipo de argumentos. Mantengo una maravillosa amistad con mi cliente y con toda su familia. Dicen que el roce hace el cariño. Pues en este caso, es real», afirma Ramón. En la actualidad, sigue yendo a verle y alojándose en su casa.
La única condición real que nos pidió el cliente es que fuera un Xerojardín. Quería que tuviera poco consumo de agua, ya que está muy concienciado sobre el ahorro de agua. Hizo hasta un depósito para recoger la poca agua de lluvia que tienen en la zona y almacenarla para después regar.
Cuando Ramón Escobar diseñó el jardín, surgieron varios conflictos entre su diseño y la idea del cliente:
1.- La entrada principal y la entrada de coches.
2.- La situación de la piscina
3.- El color de la piscina
Cuestiones que pudo solventar a su favor. Veamos, punto por punto, cada una de estas zonas.
Entrada principal y entrada de vehículos
En un primer momento, como se puede ver en las fotos, la entrada de vehículos la habían planificado por el centro de la parcela.
«Mi primera decisión fue fulminante. No quería que los coches accedieran al garaje de la casa por el centro de la finca y tener una superficie hormigonada en mitad del jardín», explica Ramón.
Además, el cliente quería hacer un aparcamiento al lado de la casa para que sus invitados pudieran dejar el coche. «Yo pensé que los invitados debían dejar el coche dentro de la finca, pero al principio. Que pudieran iniciar el paseo desde allí a la casa, disfrutando de las vistas y el jardín. Quería que, tanto las visitas como mi cliente, tuvieran la sensación de una entrada mágica, que les impactara. Que hasta los propios dueños dejaran el coche en ese aparcamiento de visitas para que ellos mismo disfrutaran del paseo».
De esta manera, se le ocurrió diferenciar el paseo peatonal y el de vehículos con una puerta de entrada al jardín. Algo abierto, sorprendente. Un círculo que, no solo nos aporta algo curioso por no visto, sino que además proyecta el punto focal a la entrada de la casa de una forma poco usual.
Este fue el resultado.
Para que las vistas y los propietarios disfrutaran de un camino agradable hasta la casa, a la vez que atractivo, Ramón Escobar diseñó un juego de pérgolas, con el objetivo de hacer muy llamativo el paseo.
También planteó incluir una fuente a mitad del camino. Pero esto es algo que no consiguió, ya que los hijos del cliente eran pequeños. Al principio, se cubrieron de piedras. Ramón implicó a toda la familia para que pintaran estas piedras. Así lo hicieron y ahora tienen una relación directa con el jardín. Se creó un vínculo entre ellos y el diseño.
La situación de la piscina
En la fase de proyecto, la piscina fue otro de los caballos de batalla. Aunque, en este caso, resultó más fácil convencer al cliente. Tenía un porche muy grande y se incorporó a él la piscina. En lugar de separarla de la casa, la acercamos a la misma para que formara parte del porche. Hay que tener en cuenta que en esta zona de España, te puedes bañar gran parte del año.
El color de la piscina
Esta fue la negociación más dura. Utilizamos un gresite verde oscuro. Un color que, cuando esta fuera del agua, tiene un color verde negruzco; pero, cuando está en el agua, es un color esmeralda, muy parecido al césped.
Pero eso no fue todo. Para dar un color más homogéneo, la lechada entre el gresite, en lugar de hacerla blanca, que hubiera sido lo normal, se hizo gris. Si hubiera sido blanca, se verían de forma muy obvia cada una de las piezas del gresite. Ahora, parece todo un mismo color.
Después, incorporamos césped artificial y grava volcánica, pero rompimos las formas con paseos sinuosos. Sobre todo, para romper las líneas rectas del jardín y dar contraste. En algunas zonas incorporamos puntos de vegetación con pocas necesidades de agua.