El Jardín Romano. Aquí empieza la verdadera historia de la jardinería. En las etapas anteriores, sólo elucubramos por falta de información. Pero, sobre los jardines romanos ya tenemos un sinfín de bibliografía en la que basarnos.
En las primeras etapas de los jardines, el jardín es un Hortus, en el que se cultivaban plantas comestibles, sin ningún valor ornamental.
Es interesante destacar que el jardín romano empieza a cambiar según va alcanzando victorias el Imperio Romano en Oriente. Las riquezas y el conocimiento de nuevas civilizaciones muy avanzadas provocaron nuevas experiencias y nuevas inquietudes a los conquistadores romanos. Esto supuso un cambio drástico en las costumbres, las vestimentas, la ordenación de la casa y, sobre todo, con el rechazo del huerto tradicional, como lo conocían hasta entonces.
Nada es espontáneo
En estos momentos es interesante señalar que en jardinería nada es espontáneo. El conocimiento, la reflexión sobre otras culturas y las distintas formas de vida, aplicadas a los gustos e inquietudes, dan como resultado la nueva etapa del jardín.
Los distintos estilos del jardín nacen como contrapunto al estilo anterior. Lo mismo que pasa en el arte arquitectónico.
Siguiendo con el jardín romano, cuando empiezan a empaparse de otras culturas, se produce una diferenciación entre la villa rústica y la señorial. La primera, construida en los suburbios o en el campo; y la segunda está en las ciudades.
Pompeya
En Pompeya, el jardín asume una configuración de la casa. Habiendo dejado de ser un elemento accesorio, concentra las principales vistas. Rodeados de pórticos (peristilo) total o parcialmente, los jardines se dividen en figuras geométricas y regulares, siguiendo un eje de simetría. Los paseos delimitados por Mirto y Romero complementados por estatuas y jarrones.
El agua es una parte importante en estos jardines. Aparecen estanques, canales, fuentes y surtidores.
Las plantas ya tienen un carácter ornamental y decorativo. El conjunto de estas plantas ornamentales dan una expresión puramente estética.
Este jardín va evolucionando hasta las grandes villas romanas que tenían una estructura distinta. A gran escala, simulaban pequeñas ciudades, donde podían ofrecer a sus habitantes distintos edificios, termas, biblioteca, teatro, anfiteatros, gimnasio y edificios destinados a distintos cometidos.
Los edificios se creaban en grupos y los jardines armonizaban y les agrupaban. Estaban diseñados según la orografía del terreno y por la posición de las vistas. Entre los grupos de edificios surgían paseos, lugares de tránsito y pórticos, así como elementos arquitectónicos.
Carácter romano y Topiaria
El jardín estaba ordenado siguiendo la lógica y armonía. Siguiendo, en definitiva, el carácter romano. Los paseos eran rectilíneos; en los cruces se disponían pabellones, estanques y grupos de estatuas; las pendientes se modificaban por terrazas…Todo ello dirigido a enfocar la mirada hacia las vistas panorámicas.
Podemos afirmar que el simbolismo religioso, el pensamiento filosófico y literario y la arquitectura contribuyeron conjuntamente a la creación del jardín romano.
La función principal del jardín era hacer realidad una vinculación progresiva entre la arquitectura y la naturaleza. Los romanos crearon una técnica específica para reducir los elementos vegetales a las formas deseadas: TOPIARIA. Un arte que consistía en dar forma rectangular y decorativa a los arbustos y árboles por medio de cortes.
Elementos constructivos
Los elementos constructivos que caracterizan a un jardín romano son:
–Pórtico. El elemento predilecto en sus diversas formas peristilo o criptoportico. Del emparrado pórtico – jardín derivan varias formas: el peristilo, con los cuatro lados porticados; y el gimnasio, de forma rectangular y con dos pórticos paralelos.
-Los triclinios estivales, que se empleaban como pabellones de descanso en la espesura de la vegetación.
-Las pérgolas y emparrados con columnas y celosías de madera.
-El agua, que normalmente adoptan formas artificiales con estanques, canales y surtidores.
–Ninfeo. Una construcción consagrada a las ninfas, vírgenes de lozana belleza que personificaban algunas formas de la visa natural y moraban en las proximidades de manantiales o cursos de agua. Normalmente, el Ninfeo se encontraba en una gruta natural o artificial al lado del agua.
Vegetación
La vegetación usada en el jardín romano es casi la misma que utilizamos como base en nuestros jardines actuales: el roble, la encina, el abeto, el pino, los cipreses, los tilos, el plátano y las palmeras, como árboles de gran porte en el jardín.
También utilizaban árboles frutales con una función ornamental y un conjunto de flores y matas de laurel.
Entre los arbustos, podemos destacar el sagrado laurel, el boj, el romero, los acantos, el loto, la albahaca y otras plantas bajas en las praderas.