El jardín de Zibá José María Eventos, en Segovia, es el sueño hecho realidad de su creador, un auténtico paraíso de sensaciones. Para el paisajista Ramón Escobar Lago, diseñar el jardín, mejor dicho, los jardines de Zibá, no ha sido un proyecto más. Si en cada uno de los jardines en los que trabaja pone el alma, en éste ha vertido toda la sensibilidad y cariño que le despierta su tierra natal, Segovia.
Ramón se encontró ante un espacio yermo a su disposición para crear un oasis en Segovia. De hecho, reconoce que el principio fue lo más emocionante de este proyecto en el que ha mantenido intacta la ilusión durante ocho meses desde su inicio hasta su finalización. No obstante, lo más bonito está por venir, ya que estos jardines brillarán en todo su esplendor en unos meses.
Ha sido un reto para el paisajista segoviano, llegar a su tierra con un bagaje profesional de 30 años, con el encargo y la confianza de José María para hacer su jardín soñado.
Esencia e inspiración
El conocido restaurador José María Ruiz se convirtió en esencia e inspiración desde el primer momento. Cuando José María llamó a Ramón para diseñar los jardines de Zibá José María Eventos, quería hacer algo que fuera propio, que llevara su impronta y le identificara.
También Ramón quiso transmitir la huella de José María y toda la familia Ruiz, mostrando cómo el empresario segoviano se ha convertido en líder de la gastronomía segoviana con su visión innovadora, creadora, mirando al futuro, diversificando y, al mismo tiempo, manteniendo su carácter propio y transmitiéndolo a sus hijos, como Rocío Ruiz, directora general del grupo Gastronomía José María. Esa sensación de ir ascendiendo y de lograr metas, queda patente en los jardines de Zibá.
El huerto inicial que se planteaba, Ramón lo convirtió en un jardín con una fusión entre la inspiración persa de Zibá y la tradición cristiana, en el que discurren divisiones por las que transcurre el agua, símbolo del paraíso.
De ese modo, los jardines de Zibá son un auténtico paraíso con casi 5.000 plantas de 65 variedades diferentes. Entre ellas, pueden distinguirse plantas vivaces, aromáticas, arbustos, rosales muy específicos, novedosas hortensias, camelias, arces palmatum… y también cebollino, menta, tomillo, salvia, entre otras muchas especies, en las que no falta el olivo, del que hablaremos más adelante. También hay robles, especialmente bellos en otoño, o prunus pisardii que lucen en primavera.
Además, todo el agua de los jardines se recicla y reutiliza. Los elementos en acero corten y hormigón blanco completan el diseño paisajístico, porque los jardines son algo más que el mero hecho de construir un jardín.
Los jardines de Zibá, vivos todo el año
No menos importante que la distribución de espacios y variedades, es la viveza que Ramón ha impregnado a este espacio, plantando especies que florecen en diferentes épocas del año. Así, no es un jardín estático sino que siempre está en constante movimiento y favorece que cambie el entorno en distintos momentos y para los diferentes eventos que acoge Zibá José María Eventos. De ese modo, cada celebración es única y con un recuerdo personal imborrable e irrepetible que ofrece múltiples posibilidades fotográficas.
Espectáculo de sensaciones
El perfume de las plantas y el sonido del agua transportan a un plano espiritual que invita a la meditación, a dejarse llevar, a disfrutar de las sensaciones que provocan olores y colores. El espectáculo de la lavanda, el arcoíris de la verbena bonariensis, los astilbes, la muhlenbergia capillaris que parece que baila con su sinuoso movimiento o la vivacidad de los hemerocallis… También, por otro lado, las variedades de plantas como los Coeropsis, los distintos tipos de Achilleas, los Genarium Sanguineum y las Anemonas Hupenensis, especies únicas en Segovia, embriagan los rincones de Zibá evocando emociones.
Cada planta está pensada y estudiada para una localización específica, única para ella, por las condiciones de riego o iluminación, para que esté en el lugar perfecto.
El simbolismo del olivo
Dos olivos, de más de 100 años y procedentes de Jaén, son el símbolo de la paz en los jardines de Zibá. Uno de los ejemplares más bellos por excelencia y mítico en todas las culturas, no podía faltar en este espacio único en Segovia.
En este caso, también destaca el efecto del paso del tiempo en su tronco y, por otro lado, el lugar en el que está colocado, sobre un pedestal, a un metro por encima de la vista. De esa manera, sus impresionantes raíces quedan a la altura de tu pecho y el espectador puede ver perfectamente los nervios y cómo empieza a brotar a la altura de sus ojos, para apreciar realmente la belleza de su forma.
Precisamente, era uno de los deseos de la familia, especialmente de Rocío Ruiz, por lo que Ramón decidió colocar el olivo como en un altar.
Además, el olivo está claramente vinculado a la familia Ruiz. Al igual que la familia, el olivo es una especie fuerte, robusta y unida, y su fruto, el aceite y la aceituna, son básicos en la gastronomía.
Los tres jardines de Zibá: La Leyenda del Tiempo, Agua y Luz
Los tres jardines de Zibá ocupan unos 4.000 metros cuadrados.
Son tres espacios diferenciados, con singulares denominaciones que identifican a cada uno de ellos.
La Leyenda del Tiempo tiene vistas a la Sierra de Guadarrama y en él se percibe claramente la inspiración persa, con una fuente circular que abastece los canales de riego que ayudan al cuidado y mantenimiento de los jardines y todas las plantas que lo conforman.
El Jardín del Agua con sus dos fuentes tan antagónicas como complementarias. En una de ellas, el agua cae brindándonos unas cascadas naturales, dándonos una lámina de agua sonora, y un espacio donde disfrutar de un asiento refrescante y sensorial. En la otra, el agua brota desde dentro creando una explosión de vida que se eleva y resuena con su gran chapoteo.
El Jardín de la Luz es un camino sinuoso lleno de color y un guiño a los otros jardines. Combina la presencia de una fuente semejante a la de La Leyenda del Tiempo y los muros de hormigón blanco del Jardín del Agua. Un banco con formas curvas acoge a los visitantes, que al sentarse, pueden charlar en un entorno mágico donde una grata conversación se mezcla con lo sensorial del jardín.
La llave secreta
Para Ramón, su espacio preferido es una puerta circular que se ve desde la entrada de la terraza del jardín que enmarca el olivo final. Esta puerta es especial en sí misma y, además porque está cerrada y sólo se abre en momentos extraordinarios.
Se siente especialmente orgulloso de los jardines de Zibá. “Pocos tenemos la suerte de tener un proyecto así en la vida”, reconoce Ramón, CEO y paisajista de Hispania Verde.
Y anuncia que en dos años este jardín será impresionante, una maravilla, una obra de arte que va a evolucionar por sí misma, y nos va a superar.
Hispania Verde, paisajismo y jardinería